La
escuela brinda una atención de calidad cuando presenta un conjunto de
características y capacidades que le permiten cumplir con sus objetivos,
atender y satisfacer las necesidades de los niños, niñas y adolescentes en
relación a las características geográficas, ambientales, socio económicas,
lingüísticas y culturales (prácticas, valores, creencias, cosmovisión) del
ámbito de atención de la escuela.
Es
así que, el Minedu, en el nuevo diseño curricular, plantea entre otros que “hoy en día nadie discute que todas las niñas, niños, adolescentes y
jóvenes tienen derecho no solo a oportunidades educativas de igual calidad,
sino a obtener resultados de aprendizaje de igual calidad, independientemente
de sus diferencias culturales, sociales, étnicas, religiosas, de género o
estilos de aprendizaje”.
Bajo esa lógica, y contrastando lo que
viene ocurriendo en muchas escuelas, indudablemente las brechas son muy
preocupantes. Por citar, encontramos instituciones educativas del área rural
como se zonas urbano populares, donde sus estudiantes en un 90% a 95% tienen por
lengua materna al quechua así como la existencia de una diversidad cultural,
geográfica, social son muy significativas; sin embargo, persiste la
implementación de prácticas pedagógicas y de gestión monoculturales,
castellanizantes, uniformizantes y una reproducción de patrones culturales de
la organización educativa distante a las verdaderas necesidades y demandas
tanto de los niños y niñas, así como de los propios padres y madres de familia.
Publicado en Diario el Correo
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