“La educación es un derecho humano
intrínseco y un medio indispensable de realizar otros derechos humanos […] es
el principal medio que permite a adultos y menores marginados económica y
socialmente salir de la pobreza y participar plenamente en sus comunidades”.
(OG Nº. 13, DESC).
“La educación como derecho
fundamental […] es garantizada por el Estado […] se viabiliza a través de la
formación integral de calidad para todos y mediante la universalización y
obligatoriedad de la Educación Básica. La familia y la sociedad en su conjunto participan
y contribuyen a su mejoramiento” (DS Nº 011-2012-ED).
La educación como derecho, está
orientado a la formación integral y desarrollo de conciencias. Para ello, ¿qué
se requiere? Entre otros, la
intervención articulada intergubernamental e intersectorial, relación estrecha de
la escuela, familia y comunidad; donde el centro de atención son los educandos,
protagonistas de su presente y el futuro. Pues, solo así lograremos que, el
estudiantado desarrolle habilidades y capacidades en sus dimensiones: corporal,
emocional, cognitivo, social, estético, espiritual.
Empero, lo que ocurre en el sistema
educativo; principalmente en la educación básica, la percepción es que, estamos
lejos de esta aspiración. Prueba de ello, nuestras escuelas privilegian la
dimensión académica en detrimento de las otras.
Por tal razón, en
este escenario electoral y rediseño de políticas educativas, se genere iniciativas
con perspectiva integral e intersectorial para elevar la calidad educativa con
equidad y pertinencia; pues, solo “la educación es el arma más poderosa que
puedes usar para cambiar el mundo” (Mandela)
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