lunes, 4 de agosto de 2014

LA ACCIÓN EDUCATIVA ENCUENTRO DE SUBJETIVIDADES

Seis hombres ciegos trataban de averiguar por sí mismos a que se parecía un elefante: el primero tocó la parte lateral, y se parecía a una pared; el segundo tocó un colmillo, y se parecía a una lanza; el tercero tocó la trompa, y se parecía a una serpiente; el cuarto tocó con sus brazos alrededor de una pierna, y se parecía a un árbol; el quinto tocó la cola, y se parecía a una cuerda; el sexto tocó la oreja, y se parecía a un abanico. Aunque todos en parte tenían razón, cada uno pensaba que su opinión era la única correcta y que los demás estaban equivocados; por tanto ninguno intentó averiguar la verdad. (Leyenda hindú).

Algo de esto ocurre en educación, y coincidentemente el maestro Alejando Cussiánovich (impulsor de la pedagogía de la ternura),  señala que la acción educativa es un encuentro de subjetividades. Por tanto, no se puede absolutizar; lo cual supone un trabajo sobre la base de un pensamiento  hipotético y perspectivas, en lugar de actuar en función solo a dogmas.
De allí, la educación intercultural constituye una alternativa para entender a un niño, niña, adolescente en un contexto de su integralidad y complejidad  con una visión hologramática (reconocer al todo en cada parte, y en cada parte el todo).

En esta línea, Edgar Morin propone siete saberes necesarias para la educación del futuro: Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión; los principios de un conocimiento pertinente; enseñar: la condición humana, la identidad terrenal, la comprensión; enfrentar las incertidumbres; la ética del género humano.

Publicado en Diario el Correo

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