Entre otros, los fines de la educación es que el hombre sea más persona (humana), se desarrolle en forma individual y colectiva a través de las interrelaciones con su comunidad, la sociedad y la naturaleza, así como un medio para crear, preservar, transformar su cultura.
En tal sentido, ¿Qué papel debe jugar la educación contra la corrupción?. Indudablemente ¡mucho!; considero como parte de la estrategia sostenible para prevenir este “cáncer social” no basta medidas sancionadoras, sino educar en teoría y práctica desde la infancia, desarrollando una conciencia individual, comunitaria, social, ambiental y cósmica en todos los espacios; con sólidos principios pedagógicos, axiológicos, psicológicos, sociológicos; analizando y reflexionando ¿Por qué y para qué el individuo es corrupto?, ¿Quiénes son corruptos?, ¿Cuál es el perfil psicológico del individuo corrupto?, ¿En qué tipo de sociedad se agudiza este problema?, etc. La vacuna o antídoto contra la corrupción es sin dudas la ¡educación!.
Cobra vigencia lo dicho por Mandela “la educación y la enseñanza son las armas poderosas que puedes usar para cambiar el mundo”, así como la frase célebre del matemático Pitágoras “educad al niño y no será necesario castigar al hombre”. En tal sentido, los maestros, padres y madres de familia y el Estado en su conjunto tenemos una responsabilidad en menor o mayor gado de fortalecer y desarrollar una educación pertinente a las verdaderas demandas, necesidades para hacer frente a los problemas emblemáticos que nos afecta a fin de alcanzar el “allin kawsay”.
Publicado en Diario el Correo
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