Según la Ley
General de Educación N° 28044, el sistema educativo peruano comprende las
etapas de Educación Básica y Educación Superior.
En ninguna parte
se menciona a las academias o centros preuniversitarios como componente del
sistema educativo, entonces ¿Por qué
nuestros/as hijos/as tienen que necesariamente transitar por este “periodo”
para acceder a Educación Superior?, ¿Será que la educación básica es una
pérdida de tiempo, y que las academias cierran esta brecha en un trimestre, un
año, etc?.
Pareciera que en
la práctica, estos centros surgen por la ineficacia e ineficiencia de la
Educación Básica; es decir, porque no ha favorecido el desarrollo integral de
los estudiantes, el despliegue de sus potencialidades y el desarrollo de
capacidades, conocimientos, actitudes y valores fundamentales para actuar
adecuada y eficazmente en los diversos contextos.
Sin embargo, estas
organizaciones en su mayor parte, no van por este camino, sino han visto una
oportunidad de negocio, lucro o en algunos casos de tráfico con la ilusión y
necesidad de cientos de miles de los jóvenes que aspiran a una Educación
Superior. Prueba de ello, vemos en las calles, parques, etc. un carnaval de
oferta de academias. ¿Quién supervisa, monitorea y evalúa la calidad de infraestructura, plana docente y en general del servicio que ofrecen?. Existen
evidencias que, no cumplen con lo que ofrecen “el oro y moro” a sus usuarios,
funcionan en casas particulares exponiendo al peligro la integridad de los
participantes, acondicionan como sardina en un solo ambiente entre 50 a 60
estudiantes. ¿De qué calidad hablamos?, ¿Dónde está el rol del Estado
Regional?.
Publicado en Diario el Correo
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