lunes, 10 de abril de 2017

NUESTRA CONCIENCIA AMBIENTAL

En la actualidad, estamos siendo afectados por fenómenos naturales inusuales y de carácter devastador: lluvias torrenciales, huaycos, sequías, heladas, vientos huracanados, radiación solar, cambios climáticos, etc. Todo ello, obedece a una serie de acciones sistemáticas negativas que genera la propia humanidad; especialmente de las grandes urbes y países industrializados, explotación minera irracional como el que viene ocurriendo en varias regiones, sumándose a ello la tala de bosques, contaminación de los ríos, mares, lagos, emanación de gases tóxicos del parque automotor, uso excesivo de pesticidas, armamentismo, …

Al respecto, existen iniciativas para contrarrestar a los fenómenos que ponen en riesgo la existencia y supervivencia de la humanidad en nuestro planeta. Entre estas, tenemos “la hora del planeta” (cada 25 de marzo). ¿Realmente lo asumimos con conciencia y convicción?, ¿De qué manera las instituciones promueven acciones de sensibilización a sus trabajadores, así como la comunidad? Da la impresión que, lamentablemente no aprendemos o no queremos aprender, somos ciegos ante la contundencia con que se viene presentando los desastres.


En este contexto, cobra relevancia el rol de la educación en el desarrollo de la conciencia ambiental o planetaria en los seres humanos. “Siendo la premisa básica de educar para pensar globalmente y actuar localmente, el objetivo es una conciencia transcultural que incluya y valore todas las culturas humanas, educar para valorar el planeta como una sola totalidad” (Barrientos, 2007, p. 52)

Publicado en Diario el Correo

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