lunes, 2 de marzo de 2020

¿ESNOBISMO PEDAGÓGICO?


Según la Didáctica, los componentes principales de todo proceso de enseñanza y aprendizaje (PEA), constituyen: Los propósitos (sea objetivos, competencias, capacidades…) ¿para qué?, el objeto de aprendizaje los contenidos ¿qué? (sea conceptuales, procedimentales, actitudinales), los métodos ¿cómo?, los medios/materiales ¿con qué?, la evaluación – ¿para qué?, ¿cómo?, ¿con qué?, (incluye la metaevaluación)-, y las formas de organización del PEA (donde se articula de modo sistémico todos los componentes). Asimismo, para la implementación del PEA el profesorado se respalda de sus saberes experienciales, saberes de enseñanza y saberes pedagógicos para una planificación, organización, ejecución, evaluación correspondiente – de hecho, con las exigencias correspondientes del enfoque, modelo curricular imperante; para nuestro caso con lo planteado en el CNEB.

Si embargo, para referirse a los mismos procesos (pedagógicos o didácticos) o acciones que ocurren en cada uno de los componentes del PEA, así como las fases, etapas o momentos recurrentes, cada vez se vienen acuñado un conjunto de palabras o constructos; lo cual implica para sus implementadores estar “actualizados”; es decir, si el/la docente no incorpora a su lenguaje dichas palabras, “está desactualizado”. Alguna de estas “invenciones” son: “actividades significativas, situaciones significativas, … “.

Creo que lo sustancial no está tanto en etiquetar procesos con nuevas palabras, sino de comprender las implicancias de cada uno de los componentes del PEA y cómo llevar a la práctica pedagógica en el marco de un currículo por competencias, y en general de los campos de la educación.

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